Un estudio recientemente publicado presenta la evidencia de que estos sonidos afectan el comportamiento de algunos invertebrados que viven en el fondo océanico. Se trata de ruidos con frecuencias de entre 10 y 500 hertz. Cabe señalar que en el agua los sonidos pueden transmitirse por distancias mayores.
Por: Vicente Lagos Isla
El ambiente bentónico (del fondo marino) es hogar de gusanos poliquetos, crustáceos, esponjas, pepinos de mar, estrellas de mar, ofiuros, erizos de mar, y variados peces de aguas profundas, así como una variedad no determinada de especies microbianas y pequeños animales que viven entre los sedimentos.
Los sonidos de baja frecuencia estresan a algunas especies de crustáceos, gusanos y mitílidos, con conscuencias potencialmente importantes en ecosistemas marinos. Muchos organismos marinos utilizan el sonido por ejemplo para localizar presas, para navegación o comunicación entre si.También puedes ver Contaminación marina: Nuevo estudio acumula evidencia sobre efectos tóxicos de microplásticos en crustáceos
En las últimas décadas, una gran cantidad de sonidos han sido causados por actividades humanas en el océano.
La investigación apunta a que los sonidos de actividades como la navegación o los sondeos sísmicos han ido invadiendo progresivamente los ambientes oceánicos naturales por décadas.
Además, las explosiones, el dragado de sedimento, la extracción de recursos, los motores de buques de carga y recreo se configuran como potenciales amenazas.
El presente estudio fue publicado en la revista Environmental Pollutiony se encuentra disponible para su descarga gratuita
La investigación constata que los ruidos de baja frecuencia afectan el comportamiento de excavación de los anfípodos marinos.También puedes ver Minería submarina: Estados y empresas buscan explotar enormes yacimientos con alto riesgo de extinguir miles de especies
Los resultados indicaron que tanto los poliquetos como los bivalvos parecieron no ser afectados por los ruidos de baja frecuencia. Sin embargo, los bivalvos mostraron potencial de respuesta de estrés en su comportamiento de entierro cuando fueron expuestos a los ruidos de baja frecuencia.
Sin embargo, los poliquetos no mostraron mayores variaciones en su comportamiento de excavación y ventilación.
"Después de seis días, pudimos ver claramente que las tres especies respondieron al ruido a pesar de que pertenecen a grupos muy diferentes de animales que carecen de órganos reales para oír" señaló Jan Beermann, uno de los autores del estudio al medio ScienceDaily.
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El estudio concluyó que "los macroinvertebrados bentónicos pueden estar en peligro en conjunto con los servicios ecosistémicos que bridan" agregando que "Se necesita urgentemente más investigación para comprender, predecir y gestionar los impactos de la contaminación acústica antropogénica en la fauna marina y sus ecosistemas asociados"
Vea el estudio aquí Imagen principal: Contexto de retroexcavadoras dragando sedimento marino. Extraída de mintekresources.com/