Suena insoportable, pero el mundo nos hizo libre para obligarnos a decidir. Las decisiones por buenas o malas que parezcan, desatan consecuencias que tarde o temprano repercuten y de ellas somos testigos día a día, en cualquiera de los aspectos de nuestra vida en sociedad. The Shawshank Redemption o Sueños de fuga en Latinoamérica, exhibe la encrucijada de aquellos que buscan redimir culpas, sujetados a las cadenas inoxidables de una cárcel que ya no es tan solo física. Asimismo, entre la variedad de reflexiones que se originan desde su argumento, hay una que escapa de las afirmaciones: ¿qué tanta intransigencia pueden llegar a tener las instituciones competentes?
Elías Miranda / resumen.cl
Estrenada en 1994, dirigida por Frank Darabont y basada en una novela corta de Stephen King, este largometraje corre por fuera de Hollywood, no solo por no haber ganado ningún premio de la academia a los cuales estuvo nominada, sino también por abarcar el declive de las jerarquías que conforman la estructura penitenciaria. Protagonizada por Tim Robbins (Andy Dufresne) y Morgan Freeman (Red), la película se desborda de buenas impresiones, suficiente para congregar al público con la crítica y ver como el tiempo (una vez más) supo posicionarla entre las grandes de la historia del cine.
Hemos visto en incontables ocasiones películas con un narrador, ésta es una de ellas. Pero si esa voz no nos acompañara, sería como transitar por un edificio sin ventanas, perdiendo todo sentido de realidad y ubicación. La cárcel en simples palabras es eso, no importa que tan frecuente se pueda ver el cielo si se está en el infierno. Han sido siglos de investigación y las cárceles están cada vez más repletas, aunque lejos de descifrar los motivos, desglosar la historia o repasar las prácticas coercitivas (Foucault estaría orgulloso), The Shawshank Redemption hace dobleclick en la deteriorada función de la justicia y los centros penitenciarios.
El abuso desmedido de la fuerza por parte de los gendarmes, la falta de inversión y voluntad para mejorar la biblioteca, la nula importancia a la reinserción social, la degradación ética del director y que por consecuencia inhibe cualquier estándar de probidad (y vaya que Andy Dufresne sabe de aquello); refuerzan el declive de las instituciones carcelarias procedentes del sistema judicial. El ejemplo más contundente es el de Brooks (bibliotecario), que recibe la libertad condicional luego de estar 50 años en prisión, siendo su liberación la última etapa vivida tras una depresión que lo llevó al suicidio luego de no poder encontrar un motivo para seguir viviendo y que Red concluiría de la siguiente forma:
“Estos muros son especiales. Primeros los odias, luego te acostumbras. Después de un tiempo…te aferras a ellos. Quedas institucionalizado”.
Cada vez hay más adherentes a la tesis que refiere al irreversible desplome de las instituciones en el mundo y si consideramos nuestra realidad país, pareciera que las nuestra fallaron. No es para menos, uno de cada dos reos en Chile pasó por algún centro del Sename en su niñez o adolescencia, según datos de la Fundación San Carlos de Maipo. ¿Tendrán los niños del Sename la esperanza de Andy Dufresne? ¿Podrán sentir libertad cuando llueve?
Pasarán los años y The Shawshank Redemption seguirá reafirmando la humanidad de los que no cesan por demostrar su inocencia y por quienes no están dispuestos a ser olvidados entre barrotes y cuatro paredes. Sería mezquino y reduccionista pretender que esta película explique la complejidad del sistema penitenciario, pero no es ajena si queremos ampliar la perspectiva de un mundo muchas veces incomprensible.
Foto extraída de pulsonoticias.com.ar