Pedro Lemebel es un punto aparte dentro de la escena narrativa chilena, más allá de las condiciones génerico sociales con las cuales este autor se identifica, lo importante es que podemos rescatar de sus libros un retrato de la historia reciente de nuestro país. Lo anterior se evidencia en el desarrollo del género de la crónica en “Loco afán” (Crónicas de Sidario) 1995, Lemebel relata una serie de acontecimientos que remecieron al país, entre ellos, notable es el relato de la estadía de Joan Manuel Serrat y el encuentro que sostiene con el narrador que no es otro que el mismo Lemebel.
“Tengo miedo torero” (2001) Es una novela que puede leerse a través de su “tema principal” en la jerga musical, esto es, por medio de la letra de la canción de Sara Montiel entramos directamente al temple de la historia que se nos relata. Esta es una novela que relata una historia de amor, pero no de cualquiera, son sus elementos los que la hacen entrañable.
Corre la primavera del año 86 y La loca del frente se entretiene escuchando la radio Cooperativa, dial ícono de los años de dictadura militar en lo que aparece Carlos, joven que secretamente participa en la organización del que sería el atentado a Augusto Pinochet por parte del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, Carlos necesita un lugar donde planear la estrategia y arrienda una pieza en la casona donde vive la Loca del frente, por otro lado, Lemebel nos inserta en la vida cotidiana de Pinochet, en su relación con Lucía Hiriart, su esposa, cómo esta es atendida por el peluquero, hoy figura de l“Farándula”, Gonzalo Cáceres y la coronación de Cecilia Bolocco como reina de belleza. Así, por medio de estos cruces es que nos enteramos de las dos realidades del Chile de esa época.
Las dos perspectivas que nos ofrece Lemebel en esta historia de dos caras, nos permite reconstruir la fibra íntima que hay detrás de los hechos que se nos presentan como “la historia oficial” tras el atentado a Augusto Pinochet, donde por medio de la relación amorosa que surge entre el homosexual y el joven que se juega la vida por el derrocamiento del dictador, en medio de las protestas fielmente retratadas por la radio Cooperativa, en el cual la narrativa irónica y cursi de Lemebel nos transporta a lo que pudo ser el momento definitivo para el fin de la ocupación militar, el puente entre ambos mundos no es otra que la Loca del frente, melancólica y enamorada, olvidamos su homosexualidad porque el autor nos hechiza con este personaje noble, que independiente de su entorno socio cultural nos muestra que el amor se alza y es posible aún cuando todo esté en contra.
+ Juana Lucero