Terminó la cumbre de la Celac, con Ecuador en la presidencia pro témpore y la aprobación de la declaración final

La III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que se desarrolló el miércoles y el jueves en la ciudad costarricense de Belén, concluyó con la aprobación de la declaración política y el traspaso de la presidencia pro témpore a Rafael Correa.

La III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se desarrolló en la ciudad costarricense de Belén, concluyó con el traspaso de la presidencia pro témpore al ecuatoriano Rafael Correa y la aprobación de una declaración final que llama a unir esfuerzos por el desarrollo sostenible con equidad, luchar contra la corrupción y favorecer la transparencia y la lucha contra la desigualdad.

En siete puntos y 93 párrafos, la llamada “Declaración política” de la cumbre propone la adopción "de inmediato" de un plan de acción contra el hambre, elaborado por la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), y aboga por la construcción de prioridades para el desarrollo, para enfrentar el cambio climático y el calentamiento global, y para fomentar la paz como instrumento de desarrollo sostenible, la cultura de paz y el multilateralismo.

Los mandatarios aprobaron además una veintena de declaraciones especiales, entre ellas una que respalda la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, otra que la apoya en su disputa con los llamados “fondos buitres” y una que exige a Estados Unidos el levantamiento del bloqueo a Cuba.


Terminó la Cumbre de la Celac con la aprobación de la declaración política

En su primer discurso ya como responsable del bloque, Correa insistió en el objetivo regional de erradicar la pobreza, defendió la idea de lograr una nueva arquitectura internacional y remarcó que la Celac “debe jugar un rol protagónico en el proceso de descolonización de las regiones latinoamericana y caribeña".

"El neocolonialismo debería ser intolerable en América latina", sentenció el gobernante ecuatoriano, para quien es cada vez más fuerte “la necesidad de una instancia propia, renovada, creíble, que sea un garante de los intereses de las regiones latinoamericana y caribeña".

La III Cumbre del foro, que se celebró 15 kilómetros al oeste de San José, bajo el lema "Construyendo juntos", tuvo como meta el diseño de una estrategia para erradicar la pobreza extrema de la región, para lo que se aprobó un plan a cinco años.

Después, Correa enumeró los cinco ejes sobre los que pretende transcurrir su año de presidencia temporal del organismo: reducir la pobreza extrema y las desigualdades; incrementar el apoyo a la educación, ciencia, tecnología e innovación; atender el medio ambiente y cambio climático; mejorar el financiamiento para el desarrollo, la infraestructura y la conectividad; y desarrollar y potenciar el rol como bloque.

“Con estas metas visibles y objetivos concretos para el bienestar de los pueblos, que buscan soluciones específicas a sus problemas, nuestros pueblos podrán palpar los beneficios de la integración y así se fortalecerá el espíritu integrador de que buscamos”, señaló Correa.

El mandatario también subrayó que “el mundo del futuro será un mundo de bloques, y la Celac es una gran oportunidad y esperanza de tener nuestros espacios de procesamiento de conflictos regionales y para que los países latinoamericanos y caribeños tengan un diálogo entre iguales con América del Norte, relaciones con socios claves extra regionales y robustezcan la cooperación Sur–Sur”.

En el año en que ejercerá la presidencia, Ecuador será escoltado por Costa Rica, que dejó el mandato; República Dominicana, como próximo titular, y Bahamas, como representante del Caribe.

En su discurso, Correa reiteró también sus críticas al Sistema Interamericano de Derechos Humanos (SIDH), tras vetar en el debate final una declaración de apoyo de la Celac a ese mecanismo, celebró los acercamientos entre Cuba y Estados Unidos y advirtió sobre la "guerra económica" que se propone contra Venezuela.

"Hemos avanzado, pero tenemos que ir mucho más rápido", sostuvo Correa, que juzgó que el desarrollo no es un problema técnico, sino básicamente político. "El problema fundamental es quién manda en la sociedad: las élites o las grandes mayorías, el capital o los seres humanos, el mercado o la sociedad", apuntó.

Destacó además que América latina y el Caribe “se han convertido en el estandarte internacional de esta recuperación de la dignidad humana a través de la aplicación de políticas públicas en beneficio de las grandes mayorías".

El eventual apoyo a fortalecer el SIDH fue uno de los puntos en conflicto de la cumbre, especialmente por el veto de Ecuador, que aclaró que su país apoya la promoción y defensa de los derechos humanos, pero no al Sistema, parte de la Organización de Estados Americanos (OEA).

"Es un sistema en decadencia con sede en Washington; Estados Unidos no ha ratificado la convención americana de derechos humanos" que da sustento al SIDH, advirtió Correa, para quien el sistema es una "burocracia con agenda propia".

Desde hace meses Ecuador impulsa sin éxito una serie de reformas del SIDH, especialmente de su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.

La CELAC se constituyó en febrero de 2010 en México y se puso en marcha en diciembre de 2011 en Caracas, como heredera del disuelto Grupo de Río. Lo integran todos los países del continente, excepto Estados Unidos y Canadá.

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