El caso ha estado plagado de irregularidades y graves abusos por parte de Carabineros. Los estudiantes acusan humillaciones, torturas y amenazas para participar de un montaje de pruebas inexistentes. Todas aristas de un escenario turbio y complejo, pero que ha sido catalogado de habitual por los especialistas que defienden a los jóvenes en este tipo de casos.
Por Vanessa Vargas y Sebastián Balcazar / El Desconcierto
Fue el pasado 18 de junio cuando Santiago y otras ciudades amanecieron en medio de una jornada de movilización nacional convocada por organizaciones como la Confech y la Unión Portuaria, en rechazo al proyecto de Reforma Laboral aprobado en ese entonces por la Cámara de Diputados. En la capital se levantaron barricadas en distintos puntos, mientras que los trabajadores portuarios de Concepción paralizaron por completo sus faenas.
Durante la noche de ese jueves, Cristóbal Miranda (19) y Germán Urrutia (18) resultaron detenidos. Los estudiantes de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM), alumnos de diseño y arquitectura respectivamente, participaban de la toma de su establecimiento cuando quedaron frente a los efectivos policiales luego de una fuerte arremetida por parte de Fuerzas Especiales.
De ahí en adelante, Cristóbal y Germán han pasado por un largo proceso judicial que se extiende hasta hoy, marcado por graves abusos policiales y el dictamen deprisión preventiva como medida cautelar por un delito que, acorde a su defensa, no ha sido acreditado de ninguna manera.
“Por los antecedentes que nosotros manejamos en materia investigativa, no hay nada, ninguna prueba que importe responsabilidad penal al respecto. Por ese motivo vamos a pedir la revisión de la medida cautelar, para que se deje sin efecto, porque, por decir lo menos, es desproporcionado, sobre todo considerando que no está acreditada la participación de este, ni por lejos, en lo que se le imputa”, señala Rodrigo Román, abogado defensor de Cristóbal.
Hoy, ambos universitarios se encuentran recluidos en la Cárcel de Santiago 1, como medida cautelar, formalizados por porte de artefacto explosivo.
LA VERSIÓN DE LOS ESTUDIANTES: PRUEBAS FUERON FABRICADAS
Cristóbal Miranda y Germán Urrutia participaban de la manifestación en la sede de la UTEM ubicada en calle San Ignacio de Loyola, cuando un grupo de Fuerzas Especiales irrumpió en el lugar. Eran pasadas las 20 horas cuando el carro lanza gases atacó el portón de la universidad, llegando incluso a subirse a la vereda, como indicaron los estudiantes.
Tras la embestida del zorrillo, Cristóbal y Germán cayeron al suelo, afectados a la vez por la gran cantidad de gas lacrimógeno en el ambiente. En el piso, Miranda se llevó la peor parte, recibiendo un golpe de puño en la sien derecha por parte de un uniformado. Entonces, ambos fueron capturados por un grupo que, tal como denuncian, más tarde los detuvo entre patadas
“Me arrancaron un aro de la oreja derecha y me pegaron hasta trasladarme al carro policial, en donde ya estaba Cristóbal Miranda”, relató Urrutia, según consigna el informe del Departamento de Derechos Humanos del Colegio Médico de Chile al que tuvo acceso eldesconcierto.cl. Más tarde, cuenta, fue subido al retén y los uniformados volvieron a golpearlo y hasta a amenazarlos con matar a sus madres.
Según lo descrito por Cristóbal en el documento, en el retén “veo que carabineros apagan la cámara de filmar y dicen: ‘ahora van a ver lo que es bueno, cabros culiaos. Les vamos a sacar la chucha porque son asesinos de Carabineros’ (…) Me dieron muchos golpes de puños, me escupían y me volvía a desorientar porque aún estaba mareado. Mientras me golpeaban, le dieron a elegir a mi compañero Germán uno de dos guantes que ellos tenían“.
En ambos relatos entregados al Colegio Médico, los universitarios aseguran que los policías les mostraron dos guantes y los obligaron a usarlos. “Uno de ellos me pregunta cuál es tuyo, yo digo ninguno y entonces me dice ‘elige uno’ y yo elijo el negro. Me obligó a ponérmelo, me hicieron pararme y me sacaron fotos con el teléfono móvil, luego me pide que me los saque y lo pone en una bolsa plástica que cierra”, complementa Germán.
Al llegar a la Cuarta Comisaría de Santiago, los estudiantes volvieron a ser fotografiados con poleras en la cabeza -imitando a los encapuchados- y utilizando los guantes. Más tarde, narran, llega personal de la Labocar a pedirles que firmen un documento para autorizar un examen de hexano, hidrocarburo altamente inflamable, en las manos.
“Sin embargo, justo antes del examen, nos obligan estos mismos carabineros a ponernos los guantes, yo el guante negro y mi compañero, el otro guante. Nos vuelven a sacar fotos en distintos ángulos y luego me sacan el guante, me pasan un pañito por las palmas de las manos y lo depositan en un frasco, el cual sellan”, denunció Urrutia, corroborado por Miranda.
GOLPES Y UNA BOLSA EN LA CABEZA: DENUNCIA DE TORTURAS
Luego de la toma del examen, Germán y Cristóbal fueron llevados a constatar lesiones al Consultorio Nº1 de Santiago, ubicado en Nataniel Cox con Copiapó. Durante el trayecto, uno de los uniformados, identificado sólo por el apellido Reyes, se comportó de modo agresivo y escupió a los estudiantes en la cara.
Al llegar al recinto médico, la doctora de turno revisó las lesiones visibles de Cristóbal y, en específico, una lesión en su ojo derecho cuyo origen no pudo denunciar por la presencia de Carabineros. Tras la revisión, la encargada decide derivarlo a la Posta Central. De vuelta en el móvil de la policía, relataron los universitarios, fueron golpeados con una bolsa en la cabeza como método de tortura.
“De pronto uno de ellos empieza a pedir la bolsa y todos los demás carabineros lo corean repitiendo: ¡La bolsa! Entonces traen una bolsa plástica que le ponen en la cabeza a mi compañero y el carabinero Cortés Reyes Machuca, junto a otros, lo golpean entre cuatro atrás y dos adelante, sostienen la bolsa y le dan golpes de puño y palma en las costillas, pellizcos en las piernas y en el estómago”, describió Miranda.
La práctica fue repetida en tres ocasiones, hasta que llegar nuevamente al recinto médico donde Cristóbal sería examinado sin mayor profundidad, luego de una conversación entre el personal médico y la policía. “Después vi que en el documento el médico había anotado sin lesiones visibles, sin embargo, yo tenía la cara muy machucada, labios, ojos, pómulos, orejas hinchados y enrojecidos”, consigna.
De vuelta en el retén, ambos recibieron los últimos golpes hasta llegar a la comisaría, donde se encuentran con familiares y observadores de Derechos Humanos. Posteriormente, ambos fueron citados a Fiscalía y derivados al módulo 35 de Santiago 1, donde cumplen prisión preventiva mientras dure el proceso de investigación, con un plazo mínimo de 50 días.
En el lugar, ambos comparten con reos comunes y se han mantenido en buenas condiciones, aunque angustiados por su situación judicial. Las conclusiones del informe desarrollado por el Colegio Médico señalaron que Miranda presentaba un eritema (enrojecimiento de la piel) en su pómulo derecho, oreja derecha, además de una contusión malar y escoriación de ambas muñecas. Urrutia, en tanto, presentaba una contusión paraesternal en ambas orejas.
Durante las próximas semanas, la Defensoría Popular, en representación de Cristóbal,presentarán una querella por el delito de tortura, acción a la que podría sumarse el Instituto Nacional de Derechos Humanos. Así lo confirmó el abogadoRodrigo Román en entrevista con eldesconcierto.cl: “Conforme al relato de estos chicos, habrían sufrido torturas por parte de los policías que los capturaron”.
En tanto, Julio Cortés, abogado del INDH, señaló a eldesconcierto.cl que la querella podría presentarse la próxima semana, luego de una visita realizada a los estudiantes en el recinto penitenciario.
Este medio intentó insistentemente contactarse con la Fiscalía Oriente y con Carabineros, sin lograr resultados.
FÁBRICA DE PRUEBAS
Para Rodrigo Román, los casos de montaje no son algo nuevo. Su experiencia en la Defensoría Popular, estudio jurídico que ha defendido casos similares, le han permitido construir un mapeo de cómo operan las fuerzas policiales para constituir o encontrar pruebas donde en verdad no las hay, manipulando así los procesos de investigación.
“Lamentablemente nosotros hemos podido constatar que, particularmente, la 23 comisaría se ha convertido en un verdadero laboratorio de la Dipolcar para fabricar pruebas e inculpar a distintos jóvenes respecto de estas causas complejas, normalmente relacionadas a la ley de control de armas”, explica.
En la misma línea, el abogado del INDH añade que “ya se han registrado prácticas de tortura al interior de la PDI, Gendarmería y Carabineros y lo hemos denunciado. Hay funcionarios formalizados y condenados por esto”.
EL CASO DE LA ACADEMIA
Una denuncia similar han levantado los alumnos de la Academia de Humanismo Cristiano (AHC) procesados por delito de incendio en lugar habitado, porte de armas y artefacto explosivo.
Se trata de María Paz Vera, Manuel Ernesto Espinoza, Natalia Francisca Alvarado, Victor Amaru Zúñiga (ex estudiante del ARCIS) y Felipe Román, estudiante de la USACH. Los cinco están siendo imputados por los hechos ocurridos el 24 de noviembre de 2014, cuando un grupo de personas atacó el cuartel de la PDI ubicado en las cercanías de la AHC.
El sábado 11 de julio la Corte de Apelaciones de Santiago confirmó la prisión como medida cautelar por votación unánime.
Testigos de lo ocurrido durante esa jornada aseguran que los atacantes escaparon hacia casas vecinas, justo a una calle que estaba cercana por nueve carabineros motorizados. Su contextura era gruesa y atlética, a diferencia de la de los actuales imputados.
“Al momento del incidente nos vimos afectados por gas lacrimógeno que se lanzó de forma indiscriminada en la universidad, efectivos de Investigaciones dispararon perdigones hacia dentro y a quemarropa, rompiendo vidrios de la biblioteca y poniendo en riesgo la seguridad y la salud de los estudiantes”, explica un alumno de Trabajo Social.
Fuente: http://eldesconcierto.cl/torturas-y-pruebas-falsas-el-caso-de-los-estudiantes-detenidos-en-la-utem/