A partir de la noche de ayer lunes 20 de enero, tres dirigentes del sindicato nº1 del Complejo Siderúrgico Huachipato subieron a una de las chimeneas de la planta, protestando por los continuos despidos hacia sus afiliados. A alrededor de 50 metros de altura, los trabajadores acusan a la empresa por su actuar antisocial, además de proponer como solución a la crisis del complejo su estatización. Señalan que no bajarán de la chimenea hasta solucionar los problemas de los despidos con la gerencia.
La arriesgada acción emprendida por los dirigentes sindicales estaría motivada por el despido de un trabajador, familiar directo de uno de los representantes del sindicato el viernes pasado. El sindicato ha interpretado el suceso como una abierta persecución a su organización, la única que ha protestado contra los abusos de la empresa y la pérdida de beneficios de los trabajadores. “Debemos enfatizar que la mayoría de los trabajadores despedidos han sido miembros del Sindicato Nº1. En el caso actual se despide a un familiar cercano del dirigente de nuestro sindicato José Luis Gallegos. Nos asiste la certeza que la empresa de esta manera se cobra una revancha por lo que ha sido nuestra acción sindical frente a los legítimos derechos que asisten a los trabajadores afiliados a nuestra organización. “ señalan. Son alrededor de 350 los despidos desde que comenzó el episodio el año 2013.
La empresa por su parte, declaró a Radio Bío Bío a través de un comunicado que se trata de una “acción imprudente y temeraria que viola (…) las normas de seguridad”. Agregaron que hay “un afán por ejercer una presión inaceptable sobre la Empresa (…) en un momento particularmente difícil para la industria”. En tanto que respecto a las demandas, aclaró que “no existen negociaciones pendientes entre CAP Acero y el Sindicato N°1”
La persecución que aduce el sindicato no es infundada. Como señala Jorge Ayala, en un artículo reciente, explicando como los supervisores de la planta presionaban a los trabajadores a cambiarse de sindicato atemorizándolos con despidos. “El sindicato 1 el año 2012 poseía alrededor de 1300 asociados mientras que el sindicato 2 para el comienzo de la negociación poseía 215 socios. Para Noviembre del año 2013 el sindicato 1 reduciría su cantidad de asociados a 430 y el sindicato 2 aumentaría sus socios a 750” -concluye.
La posición del sindicato 1 en la negociación colectiva fue la aplicación de un artículo del código del trabajo que permite aplazar la negociación colectiva para 18 meses más, sin reajuste de sueldos según IPC ni la obtención del bono por término de conflicto, pero con la ventaja de no permitir la flexibilización de sus salarios y beneficios. Por su parte, el sindicato 2 habría firmado “ el traslado de ciertas asignaciones económicas fijas hacia la implantación de bonos según desempeños laborales y de las metas anuales de la empresa, donde a esto se le incluye el traspaso de la indemnización de años de servicios totales (que era sistema excepcional que poseía Huachipato) hacia la indemnización legal que solo considera 11 años de trabajo en el caso de ciertos trabajadores, considerando que tendrán un reajuste de sueldo según la variación del IPC Anual, más un bono de termino de Conflicto de $1.650.000 pesos.“
La Siderúrgica atraviesa un momento crítico y sus inversionistas atribuyen el difícil desempeño al complejo escenario internacional. Más allá de esta tradicional explicación, los dueños no se quedan sin sus utilidades, sino que son los trabajadores los que pierden su empleo y beneficios. Huachipato es una industria creada por el Estado en un modelo de desarrollo de país, hoy, tras los efectos de una oscura privatización de hace ya más de dos décadas, solo busca utilidades a corto plazo, y se ve perjudicada por la nula protección a la industria nacional por parte de las leyes chilenas.
La directiva, indican refiriéndose a esta realidad que “Como trabajadores y sindicalistas nos interesa que la siderúrgica se salve para los trabajadores, no para los inversionistas. En este contexto podemos constatar que la siderurgia en manos privadas, sólo se ha distinguido en destruir las perspectivas de lo que requiere el país, en tanto necesidad de desarrollo industrial. Es tiempo de plantear claramente la necesidad de que Huachipato sea devuelta al Estado, sin pago de indemnizaciones, para asegurar de esta manera una política nacional de desarrollo de la industria del hierro y del acero.
Los actuales ejecutivos perpetuados en los puestos de Huachipato sólo pueden ofrecer el fin de una industria que ha sido levantada con el esfuerzo de antiguas generaciones de chilenos”
La estatización de Huachipato debiera ser una medida barajada por nuestra Región Muestra de que Huachipato no cambiará sus prácticas es su historial de violaciones a la propiedad estatal, a las normas legales de subcontratación, y al derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación-un derecho humano básico-
Nuestra región cuenta la infraestructura suficiente para emprender un camino de reindustrialización, similar en cuanto al desarrollo promovió por el modelo de sustitución de importaciones, pero con una industria que respete el medioambiente. De hecho la mayor parte de la industria local fue creada, no por obra de privados, sino por la Corfo. La mejora del empleo no vendrá automáticamente con la estatización de lo privado, de hecho en el sector público se ha vuelto predominante la subcontratación y el empleo precario, pero si con sindicatos organizados, con la comunidad organizada, que exija que los excedentes, no solo económicos sino que también sociales se dejen en nuestras comunas.
Una de las primeras medidas para conseguir este fin, es la protección de la industria nacional. Es decir, la renuncia a los tratados de libre comercio que han sido la condena de Bellavista, Gacel, Machasa, Caprice y otras tantas y la promoción de tratados de integración regional, basados en el respeto de los derechos de las personas y en los desarrollos de las comunidades locales.
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