El accidente vehicular de este viernes en el cruce Boca Sur, comuna de San Pedro de la Paz, debe preocuparnos profundamente. Hasta el cierre de esta publicación se registran siete personas fallecidas, mientras otras permanecen graves.
La indolencia, desidia, inoperancia y abierta corrupción de quienes gobiernan a nivel comunal, regional o central ha permitido todo esto. Una ciudad construida en un total descontrol por el negocio inmobiliario, sin ninguna planificación ha permitido, no sólo estas tragedias, sino que el deterioro de la calidad de vida del cerca de millón de personas que habita el Gran Concepción.
¿Qué se lo que está pasando que hace tantos conductores a no respetar las barreras ferroviarias, a pasar sobre veredas y ciclovías, conducir por bermas a alta velocidad, incluso contra el transito?
La vialidad y el transporte público en la provincia son un desastre denunciado por décadas y que solamente ha ido empeorando, más aun luego del confinamiento de la pandemia de COVID-19. Sólo el pasado martes, choferes de distintas líneas de buses paralizaron sus funciones para protestar y presionar por el mejoramiento de su funcionamiento, junto con sindicatos y organizaciones estudiantiles.
Te puede interesar | Biotren: El difícil trayecto de un sistema público desplazado por más de 10 años
Cuando preparaban esta movilización, los gremios denunciaron: «carencia de sueldo base informado en contrato; incumplimiento de contrato por parte de los empleadores; contratación de personal no capacitado, sin licencia o con problemas de alcoholismo y drogas; falta de capacitación; fiscalización deficiente; problemas de seguridad; no pago de cotizaciones declaradas u horas extras; pagos por debajo del valor real del boleto; microbuses circulando en mal estado; alteración o cambios de patentes; entre otros».
Asimismo, las autoridades insisten en vender un ruta a pie de monte en San Pedro, en oposición a toda la población que pide desde hace décadas una ruta costera, quién sabe bajo qué intereses. A la crisis no ayuda como debería un servicio de tren urbano que ni siquiera tiene estaciones adecuados y no son más que simples y rudimentarios paraderos, con pasos a nivel, en zonas densamente pobladas y de altísimo tráfico, como donde ocurrió el lamentable accidente.
Es decidor cómo el Estado, en una época de interés por el desarrollo, construyó en la década del 60 a través de la Corvi en una población pequeña de Coronel como Camilo Olavarría, un paso sobre nivel en la vía férrea, en años donde el flujo de vehículos eran mucho menor. No se puede entender que hoy, pleno siglo XXI, con el crecimiento del tráfico automotriz, sectores urbanos enormes como Boca Sur, Candelaria, Michaihue, San Pedro de la Costa, Lomas Coloradas o Lagunillas no cuenten con pasos seguros para peatones o vehículos.
Este accidente, producto del fracaso de la conexión y el transporte en el Gran Concepción, ocurre en el contexto de anuncios para seguir extendiendo líneas del metro en Santiago, el único sistema de transporte que pareciera importar. Cada anuncio de extensión del metro es también un agravio para los habitantes de San Pedro, Coronel y Lota, víctimas del desinterés ya a estas alturas criminal por encontrar una solución a un problema que no resiste más.
Junto a esto, el colapso vial generalizado y constante en la zona hace que sea extremadamente difícil que una ambulancia pueda llegar a tiempo al Hospital Regional o al Hospital Las Higueras, como ocurrió en este lamentable caso. Ante cualquier accidente grave o catástrofe, el tiempo que demore una ambulancia en atravesar San Pedro de la Paz y cualquiera de los puentes genera una desesperante e inaceptable demora en la atención de urgencia, generando pérdidas de vidas humanas.
De manera decepcionante, el Gobierno no ha entregado respuesta ni ofrecido un plan orientado a corregir estas situaciones, expresadas en falta de locomoción, encarecimiento de los traslados (en vehículos particulares o a través de plataformas) y múltiples riesgos.
Particularmente, en San Pedro de la Paz, las autoridades insisten en trazar una ruta pie de monte en oposición a la población que pide desde hace décadas una ruta costera, sin entregar razones para ello. Se construyó un servicio de tren urbano con estaciones rudimentarias, con pasos a nivel en zonas densamente pobladas y de altísimo tráfico. Así es, en todo el trazado de Biotren no existe ningún paso soterrado.
Por otra parte, Biotren funciona sobre las antiguas líneas férreas del tren del carbón, construidas a fines del siglo XIX y cuyo puente sigue siendo usado con las suspensiones que actualmente afectan a miles de habitantes.
La solución a los problemas de transporte urbano en Concepción no pasa por la habilitación de un nuevo puente ferroviario en uno o dos años más. Si se busca aumentar el tráfico de trenes, es necesario elevar o soterrar los principales cruces ferroviarios y generar una conexión del tren suburbano con algún sistema de transporte que acerque a la comunidad del cinturón periférico de la provincia al centro de la ciudad.
La responsabilidad del accidente de hoy excede la del conductor del bus, es también una responsabilidad política de sucesivas autoridades que han obrado en supina negligencia. Tal vez, el hecho que su cotidianidad sea muy disímil a la del resto de la población también contribuye a ello, no entran a laborar a primera hora, no deben retornar a sus hogares en transporte público y menos saben qué es “quedarse sin micro”, en fin.
El transporte público de Concepción ha tocado fondo.
Resumen.
*Imagen de @ICEBiobio