Un desierto de basura en Chile: La ropa que viste kilómetros del norte

El norte de Chile es conocido por sus tradiciones, por sus danzas y por sus peculiares paisajes. Al ser una zona que limita con otros países, es por excelencia el lugar por donde ingresan las importaciones. Sin embargo, esto ha dejado una huella imborrable en el desierto de Atacama: kilómetros de basura textil que hoy se transforman en una problemática ambiental sin precedentes.

Por Valentina Luza Carrión En la región de Tarapacá se encuentra el desierto más árido del mundo. Su extensión incluye a las regiones de Antofagasta, Coquimbo y Arica, abarcando una parte importante de nuestro país.  Ahí, en medio de la pampa del Tamarugal, se encuentra una diversidad de vida y especies que conviven junto a las poblaciones humanas aledañas. Además, no solo la población se encuentra en la urbe, sino también que existen pueblos al interior del desierto, con poblaciones más pequeñas e incluso pueblos originarios. Específicamente, en la zona que limita con Perú, se encuentra la llamada “Zona Franca” de Iquique, donde desembarcan las industrias de miles de lugares del mundo que ofrecen miles de objetos importados para enviar a las regiones. Este lugar es conocido como “Zofri” y alberga más de 700 tiendas. Es conocido por ser una puerta de entrada y sustento de la región, además de la minería. [caption id="attachment_119062" align="aligncenter" width="655"] Centenares de personas de las tomas aledañas, van en busca de ropa o implementos para darles utilidad. Créditos: okDiario.com[/caption]   Sin embargo, la lógica de sobreconsumo que se ha fomentado con el modelo económico en Chile, ha instalado a la Zofri como el ápice de una economía sustentada en las relaciones de importación con otros países. Estas relaciones comerciales, nos han dejado consecuencias  graves en el medio ambiente que poco a poco se evidencian con más fuerza. Una de ellas, es la enorme cantidad de desechos hay en torno a la industria de la moda téxtil. Actualmente, Chile es el mayor importador de ropa de segunda mano o low cost en Latinoamérica. Al año, se estima que se producen cerca de 60.000 toneladas de basura en ropa textil: ¿Dónde queda gran parte de esta basura?. Pues, el Desierto de Atacama. Allí se destina gran parte de su extensión a ser un vertedero mundial de ropa de segunda mano. Hace ya algunos años que se ha ido gestando un vertedero clandestino de ropa en el desierto. Con ropa de procedencia, principalmente, desde Estados Unidos, Asia y Europa, siendo el lugar más árido del mundo, el “último eslabón” de selección, luego de pasar por todos los otros continentes. ¿De dónde viene tanta producción? La gran mayoría es vestimenta de tiendas de retail que estrenan hasta 50 temporadas de ropa al año, produciendo una alta cantidad de basura que no da abasto para ser desechada. Al no lograr venderlas durante un período y no tener propuestas de reciclaje, sino solo de producción, estas toneladas terminan siendo montañas de basura en los últimos países donde llegan. En este caso, el desierto más árido y contaminado del mundo.

Un problema mundial

En 2019 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que la producción de ropa de manera global se incrementó durante los años 2000 y 2014 de manera exponencial, incluso explosiva. Esto los llevó a ser poco a poco, responsables de cerca de un 10% de los gases de efecto invernadero. ¿Pero dónde se encuentra la contaminación del proceso? Pues, desde la misma organización, comentan que la producción de ropa, según material, necesita grandes cantidades y litros de agua. Por ejemplo, un solo par de jeans, utiliza 7.500 litros para ser fabricado. Entonces, se utilizan recursos no renovables para producir millones de prendas que después terminan en la basura. La moda rápida tras este incremento cuenta con la fama de ser una industria con altas tasas de explotación, maltrato infantil y precarización de sus empleados, quienes en países como Asia, ya han denunciado a reconocidas marcas como H&M, Forever21 y Zara ante las deplorables condiciones de producción en las empresas. [caption id="attachment_119063" align="alignnone" width="1366"] Se ven fardos de ropa de marca y buena calidad. Zapatos, jueguetes, frazadas. Créditos: Martin Bernetti.[/caption] Este aumento de la “moda rápida” se viene posicionando con fuerza desde los años 2000, contra todo pronóstico. Algunos apuntaban a que la ropa de segunda mano iba a lograr ser una vía, como una “alternativa más ecológica”. Sin embargo, esto no es del todo cierto ya que existe una sobreproducción que debe ser frenada y que no basta con solo reutilizar la ropa de país en país. Uno de los problemas más determinantes es que la alta tasa de contaminantes que se generan a través de la ropa no le permite ser biodegradable, tomando alrededor de 200 años para que esto suceda, generando una encrucijada que corta el ciclo de una posible “reducción de residuos”. Sumado a que no solo se contaminan al ser “quemadas” por los trabajadores de la zona franca, sino que también al estar expuestas al sol, expelen sustancias químicas sumamente nocivas para el ecosistema e incluso a llegar a afectar consecuentemente a las comunidades aledañas.

Darle otra mirada al desierto

Francisca García es una estudiante universitaria de pedagogía en lenguaje en la Universidad de Tarapacá, que vende ropa en ferias itinerantes. Cuenta, que para obtener ingresos extras sin invertir tanto, le “dieron el dato” sobre estos vertederos de basura al interior de Iquique. “Vienen camiones llenos de ropa desde la Zofri, es ropa buena, que puede ser vendida. Hasta qué zapatos te encuentras(...). Los trabajadores de la zona de importación tienen la orden de “quemar” los fardos de ropa. Algunos lo hacen y otros cobran hasta 3.000 pesos ‘por mirar’ y seleccionar. Puedes hacer eso, o esperar a que se vayan e intentar detener el fuego”, comenta la joven que lleva aproximadamente tres años haciendo el ejercicio de ir a buscar ropa. La estudiante dice que después la vende a precio popular en la feria y que al estar en buen estado, nunca falta gente que se interesa por comprarla. Sin embargo, añade que el lugar específico donde va queda entre montañas y montañas de ropa, que alguna quedó a “medio quemar” y que el olor que desprende el lugar puede sentirse a kilómetros. Te puede interesar: Desde Colchane hasta Iquique: Pueblos originarios marcharon por el reconocieminto en la constitución y contra el extractivismo minero en sus comunidades | Resumen.cl “Fue muy impactante la primera vez que fuí a las ‘quemas’ (así le llaman las personas que van). Encontrarás juguetes, ropa de buena marca, que yo no pensé que terminaría en la basura. Pensé que se podía revender y eso es lo que hago”, concluye. Andrés Guzmán, trabajador de Zofri hace aproximadamente cinco años, comenta que, desde las gerencias generales de la zona de importación, no es un tema del cual se puedan hacer cargo. Ya que, según cuenta, ahí argumentan que es responsabilidad de cada módulo o centro de venta que trae la ropa a la región ver que se deseche de manera responsable. Lo que evidentemente no ocurre. “Es un tema muy complicado, no hay una regulación respecto al tema y toda la pampa podría considerarse un vertedero irregular e ilegal. Van a botar y quemar basura, escombros y hasta perros, para abandonarlos”, expresa.

¿Qué hacer con la contaminación?

Al tratarse de ropa con alto contenido químico, se hace difícil su reutilización y reciclaje. Ante esto, han nacido iniciativas ciudadanas que han logrado utilizar ropa como materia prima para sus emprendimientos, o bien, crear instancias de concientización para pensar como darle otro uso. EcoFibra es una reconocida marca de Alto Hospicio con una perspectiva de economía circular que usa esta basura como materia prima para crear aislantes térmicos en forma de paneles, que puedan ser utilizados en centros de grabación o bien desde otras instituciones. Su fundador, Franklin Zepeda, asegura que desde que se conoció esta problemática en la opinión pública, su negocio ha ido creciendo por el interés de las personas: “hay voluntad de hacer un cambio, pero una sola empresa no basta, debe ser desde las políticas públicas” expresa. “Es impresionante la cantidad de basura en varias quebradas de Iquique y Alto Hospicio. Neumáticos, materiales de construcción, artículos electrónicos son los que también se botan en estos lugares”, menciona el fundador. Sin embargo, Camila Navarro Pino, reciente electa CORE de la región de Tarapacá, comenta que se deben buscar estrategias urgentes para combatir la contaminación de la industria textil en el desierto, ya que, si no se logra frenar a tiempo, puede “tener consecuencias irreparables para las comunidades que viven en los sectores aledaños”. “No hay perspectivas medioambientales locales o territoriales. Si bien la importación en la zona de Tarapacá es una de las más importantes a nivel productivo en el país, si hay que considerar el área medioambiental", agrega. [caption id="attachment_119064" align="aligncenter" width="640"] Alto Hospicio cuenta con más de 100 microbasurales. Créditos: Martin Bernetti[/caption] La Consejera Regional expresa que al ser una problemática que se sitúa en el desierto, pasa de una región a otra, dejando a la deriva la responsabilidad gubernamental: “Falta fiscalización de las empresas y perspectiva medioambiental, ecologista, en toda materia productiva” concluye. Así, se espera que, en los próximos meses, tanto las autoridades locales como nacionales, pongan en perspectiva la salud de los ciudadanos del norte frente a la contaminación ambiental. Ya que, si no se frena prontamente, puede traer graves consecuencias en los ciudadanos, niños/as y biodiversidad del paisaje pampino. Aún hay tiempo para ponerle un freno drástico a la moda rápida. - Fotografía principal: Martin Bernetti
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