Uno de cada tres trabajadores está en condición de informalidad laboral en Chile

El último boletín de informalidad laboral del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), de noviembre de 2022 dio cuenta de un aumento del 3,7% de las y los trabajadores que se encuentran en este contexto laboral, llegando a 2.393.242 personas a nivel país.

Por Ariel Orellana Araya / Resumen.cl

De acuerdo con el INE, “las personas ocupadas informales son quienes trabajan de forma dependiente, pero sin acceso a seguridad social (salud y AFP) por su vínculo laboral. También lo son aquellas que trabajan de manera independiente en una empresa, negocio o actividad que pertenece al sector informal. Los familiares no remunerados del hogar también se consideran personas ocupadas informales”.

Los casos más dramáticos, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Empleo del trimestre móvil junio-agosto, son los de las regiones de la Araucanía con un 37%, Arica y Parinacota con un 36,6% y Ñuble con un 35,9%. Coincidentemente, estas son las que superan en pobreza el índice nacional promedio de acuerdo a la CASEN en Pandemia 2020, que es de un 10,8%, lo que tiene una relación directa, pues a peores condiciones laborales, mayores posibilidades de estar en condición de pobreza o pobreza extrema. En resumen, uno de cada tres trabajadores y trabajadoras en Chile está en condición de informalidad laboral.

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Desde 2010, el INE modificó la pregunta respecto de medir la tasa de empleo, reemplazándola por las horas ocupadas de una persona, buscando adaptar su metodología a los mandatos de los organismos internacionales, principalmente la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Esta modificación esconde una cruda realidad, al no considerar la voluntariedad de las y los trabajadores, negando así lo que se conoce como la jornada laboral involuntaria, o subempleo, lo que desde luego elevó las tasas de empleo, pero invisibilizó las condiciones de autoexplotación y precariedad laboral que una masa importante de trabajadores y trabajadoras vive cotidianamente.

En el caso de Chile, solo a partir de 2017 el INE incorpora a la medición de la Encuesta Nacional de Empleo, la dimensión de informalidad en el trabajo. Esto permitió la cuantificación de la población que está bajo esta condición, engordando las cifras de empleo que en la antigua medición no lo consideraba.

Sin embargo, hay que explicitar que el subempleo y la informalidad es parte de las condiciones estructurales del empleo en Chile y no necesariamente un fenómeno actual. Estudios realizados por la OIT refieren que, en la gran mayoría de los países del globo, el aumento del empleo informal ha sido considerablemente exponencial desde el inicio de la actual crisis económica, abierta con la pandemia del Covid 19, que abre la posibilidad de un cambio en el patrón del empleo a escala global, y generó condiciones para la perpetuación de la precarización extrema de la fuerza de trabajo.

Para tener una idea comparativa a nivel mundial, ya en 2018 los datos de los países de africanos y árabes eran los que tenían los índices más altos de informalidad, 86% y 69% del empleo total, respectivamente, en tanto que las américas, incluido Estados Unidos, muestran un índice de informalidad del 40% para Latinoamérica y para el Caribe, alrededor del 53%.

Como característica repetitiva en el mercado laboral, son las mujeres quienes se ven más afectadas y amplían las cifras de informalidad laboral. La variación positiva de la población ocupada informal, según sexo, fue influida exclusivamente por las mujeres (11,2%). En el mismo período, la tasa de ocupación informal femenina fue 28,9% y la masculina, 25,7%, con variaciones de 0,6 pp. y -1,5 pp., respectivamente. Además, en términos de los sectores donde predomina la informalidad, lo lidera el trabajo no remunerado en el hogar y el de empleadas domésticas, oficios altamente feminizados.

Pero ¿Qué significa para la clase trabajadora y el pueblo encontrarse en condiciones de informalidad laboral? Desde luego y lo más evidente, es que no se cuenta con una remuneración fija ni con estabilidad, peor aún, no se cuenta con seguridad social, es decir; salud, previsión, además de protección a la maternidad, tampoco permite cotizar en el seguro de desempleo (AFC).

Asimismo, muchos de estos trabajos se asocian además a condiciones de inseguridad y extrema vulnerabilidad social, ya que, en muchas ocasiones, el empleador también está en la misma condición de informalidad. Otro elemento importante a considerar es la “imposibilidad” de organizarse en sindicatos, eliminando cualquier posibilidad de mejorar sus condiciones de trabajo a través de la negociación colectiva o la huelga.

Este fenómeno da cuenta de la profunda crisis en la que se encuentra el sistema capitalista, que ya no es capaz de absorber a la totalidad de las y los que se encuentran en condiciones de trabajar. El ejército de cesantes, del que hablaba el viejo Marx, ha tenido que resolver su problemática a través de sus propias iniciativas, su economía para la sobrevivencia.

Desde el poder económico, han ocupado la pandemia del Covid 19 y el Estallido Social, como excusa o pretexto a la hora de justificar el crecimiento de la informalidad en el trabajo, también han argumentado que se debe avanzar en flexibilizar aún más la jornada laboral con el fin de poder generar más empleos. Dichos argumentos esconden en el fondo una política de aumento descarado de las grandes fortunas a costa de la sobre explotación y precarización de las condiciones de vida de las y los trabajadores, y la población en general.

Hoy, las organizaciones sindicales tienen el deber, por un lado, de exigir que en términos metodológicos el INE incorpore indicadores complementarios, que considere en sus mediciones la integralidad a la hora de medir las tasas de inserción laboral. Por otro lado, exigir empleo formal para la totalidad de quienes lo requieran y, por lo tanto, la demanda de trabajo con contrato y seguridad social debe ser parte de nuestras exigencias, asimismo, impulsar y defender la organización sindical aun pasando por sobre el actual marco jurídico. La clase trabajadora ha traspasado la legalidad históricamente en la lucha por sus derechos.

https://www.youtube.com/watch?v=X__1wDLicCw

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