Las imágenes del joven haitiano que llegó a Montevideo para comparecer ante la justicia uruguaya, acusando de violación a un grupo de marinos uruguayos, han dado la vuelta al mundo. La acusación está respaldada por un video en el cual los propios marinos registraron la vejación.
En su comparecencia ante la Justicia uruguaya, el joven haitiano Johnny Jean, de 19 años, aseguró que fue violado por cinco marinos uruguayos de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití (MINUSTAH), y pudo identificar sin vacilaciones a cuatro de ellos, entre un grupo de 20 individuos, llevados al juzgado en cuestión (Juzgado Penal de 20 turno), por funcionarios militares. El quinto integrante del grupo agresor, al que el joven Jean no pudo reconocer, (pero que está identificado) sería el oficial que efectuó la filmación.
Dicha filmación fue dada a conocer por descuido del propio oficial uruguayo, quien prestó su teléfono móvil "para copiar música" a otro haitiano. Ese "otro haitiano", se vio sorprendido al ver en el móvil el video y reconocer a su primo Johnny Jean, siendo víctima de vejaciones, tras lo cual se hizo una denuncia ante la justicia haitiana, con el apoyo de la Red Nacional de Defensa de DDHH de Haití. Luego, el video fue "colgado" en Youtube y visto en el mundo entero.
Contra todo lo previsto y esperable para un gobierno de coalición de izquierdas, Uruguay aceptó en el 2004 la propuesta de las Naciones Unidas (léase EUA), para participar con un contingente militar en Haití, formando parte de lo que pomposamente se denominó, “Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH).
Supuestamente las Naciones Unidas enviaron una misión a Haití con el objetivo de “estabilizar” esa pequeña nación del Caribe. Pero todo el mundo (literalmente), sabe que el principal factor desestabilizador en Haití ha sido la intervención norteamericana, que sin muchos miramientos (como ha hecho antes tantas veces), dio un golpe de Estado y puso en un avión con destino a Sudáfrica, al presidente elegido por el pueblo haitiano, Jean Bertrand Aristide, para poner en su lugar un candidato manejable y fiel.
Lo esperable para un gobierno de izquierdas, cuyos integrantes son veteranos conocedores de la larguísima historia de intervenciones yanquis en Latinoamérica (y en su momento víctimas de la dictadura propiciada por los EUA), hubiera sido agradecer la invitación y rechazarla sin mayores trámites. Sin embargo la decisión fue la contraria. El argumento que dieron para ello, fue que en realidad se participaba en la MINUSTAH, para evitar que los EUA se apoderaran de la situación. El ministro de Defensa, el ex guerrillero Eleuterio Fernández Huidobro, compañero de armas del presidente José Mujica, llegó a decir que la Misión de Paz del contingente uruguayo (900 hombres), "es antiimperialista".
La respuesta a dicha “explicación” fue dada en síntesis -y en nombre de los militantes de la izquierda uruguaya de base-, por el legislador Guillermo Chifflet que, furioso, renunció a su banca en el parlamento (dic.2005). Luego el gobierno uruguayo ha renovado ya en varias oportunidades (la última vez a finales del 2011), la permanencia del contingente militar en Haití.
Las razones del "enrolamiento" en la "misión", son harto conocidas en Uruguay. Entrevistados una y otra vez por la prensa, previo a su partida hacia el Caribe, los soldados “voluntarios” dicen que gracias a su participación en la “misión”, podrán ahorrar para hacerse o comprarse una casa o que podrán festejar "el cumpleaños de 15" de sus hijas. El contingente uruguayo no es de facto, y muy lejos de lo que pudiera ser un cuerpo de voluntarios para ayudar en una nación en desgracia, otra cosa que un contingente mercenario.
Luego está -o, detrás de todo está-, el innegable "curso de capacitación y entrenamiento en zonas de guerra", al que asisten en Haití (y en otras partes del mundo), oficiales y tropa, el cual supera ampliamente en todo sentido, las posibilidades que ofrecía la tristemente célebre "Escuela de las Américas" que por decenios formó en territorio panameño (1946-1984), a oficiales de las Fuerzas Armadas, y policías, futuros golpistas, torturadores y asesinos (60.000), de todo el continente.
En Brasil, se han reconocido públicamente las ventajas que tuvieron los soldados en las operaciones de represión en las favelas de Río, por haber participado en la MINUSTAH. Según un Artículo de "Rebelión" ("El papel de Brasil es "imponer la paz" 30/9/2011), el balance de la misión realizada por los militares brasileños es muy "positivo", como se muestra en la respuesta oficial del Departamento de Comunicaciones del Ejército: "Los resultados son excelentes. Ha habido avances importantes en el aspecto profesional, operacional y doctrinal. Todos concluyen la misión con mucha más experiencia, tanto en lo personal como en lo profesional. El ejército brasileño ha obtenido logros en la doctrina militar, en la logística y administración. Un gran ganancia está en la moral de los hombres, siempre alta, pues comprueba su valiosa labor y la capacidad para operar fuera de Brasil, destacándose por su preparación, realización y resultados".
En Uruguay queda en evidencia nuevamente, la superficialidad con que los mandos políticos primero y luego la Justicia han abordado hasta ahora, el tema de las violaciones a los Derechos Humanos durante la última dictadura (1973 y 1985). De una lista de alrededor de 400 militares, policías y civiles criminales, a duras penas y tras décadas de infructuosos intentos por parte de familiares de las víctimas, se han podido llevar a juicio a apenas una docena de ellos, quienes tras su condena, pasaron a vivir en una cárcel dispuesta especialmente por el gobierno y ubicada dentro de un cuartel. Bien protegidos y cómodos, en comparación con los cerca de diez mil presos "comunes" que se hacinan en las demás cárceles y vigilados para que, como simples ejecutores, no "se vayan de boca".
Los mandos militares en Uruguay nunca fueron depurados, sino todo lo contrario y continúan "formando" nuevos militares. El actual gobierno pretende -hay quienes aluden irónicamente al Síndrome de Estocolmo, otros califican el hecho simplemente como traición-, que el pueblo uruguayo mantenga buenas relaciones con las Fuerzas Armadas; que "conviva" con ellas, a pesar de que los mandos militares cada vez que tienen oportunidad, manifiestan ser continuadores de los militares golpistas y -ni que hablar-, se niegan de plano a revelar todo lo que saben respecto a los responsables de los crímenes y desapariciones, y el destino de los desaparecidos.
No obstante, de parte de la Central Única de los trabajadores (PIT-CNT), de gran cercanía con la coalición de gobierno y de parte de la militancia de base de la izquierda y de algunos gremios en particular, se ha denunciado desde el principio la subordinación de dicho contingente (al igual que los otros que conforman la MINUSTAH), a los intereses de los EUA y exigido, el inmediato retiro de dicha fuerza militar, considerando que por un lado viola el derecho fundamental de autodeterminación del pueblo haitiano y por otro, para nada ha ayudado a la población de ese país, ni antes, ni después del devastador terremoto del 12 de enero de 2010.
En Montevideo existe además, e integrado por representantes de distintos gremios y organizaciones sociales y de defensa de los Derechos Humanos, una Coordinadora por el Retiro de las Tropas de Haití. Dicha coordinadora ha bregado intensamente en la denuncia de la situación, ha tenido una destacada participación en ocasión de la comparecencia de Johnny Jean ante la justicia uruguaya y está firmemente ligada a los haitianos que luchan por un Haití libre y democrático.
Al día siguiente de la partida de Johnny Jean de Montevideo, la Coordinadora dio a conocer un comunicado de prensa, con declaraciones del Director de la Red Nacional de Defensa de los Derechos Humanos de Haití, Pierre Espérance y del abogado haitiano del joven Jean, Gervais Charles, luego de la extensa audiencia en el Juzgado, del día jueves 10 de mayo en Montevideo.
A través del comunicado ellos expresan que "El gobierno uruguayo eligió el abogado (de oficio), que debía ser el puente entre el tribunal y los abogados de J. Jean. (No se permitió la asistencia a Jean por parte de éstos últimos). “Nosotros no tenemos confianza alguna en este abogado uruguayo. Estimamos que no defiende los intereses de la víctima”, declaró Esperance.
"Hasta el intérprete, un joven inexperto que no dominaba el créole haitiano, fue designado de oficio por las autoridades uruguayas. Esto ocasionó serios problemas ligados a la traducción. Y esto en desmedro de la víctima haitiana," subrayó Esperance.
"A pesar de que los abogados, la madre (que lo acompañó a Montevideo), y quienes lo respaldaban hayan señalado el problema de la traducción durante el desarrollo de la declaración, el abogado uruguayo no quiso nunca mencionarlo en sus intervenciones", lamenta Esperance.
"Además, este abogado prefirió dirigirse al abogado de los presuntos violadores", agregó. "La traducción dejaba tanto que desear que el dirigente de la RNDDH se vio obligado a desempeñar el rol de intérprete para Rose-Marie, (madre de J. Jean)."
El ministro de Defensa Huidobro anunció en su momento que los militares sospechados de violación “no serían dados de baja porque de lo contrario "los estaríamos retirando de la órbita de la Justicia militar, que es donde están”, y afirmó que tampoco habían sido sancionados “porque las sanciones, a quienes correspondan, porque podría haber más, vendrán cuando termine la investigación”.
Los propios acusados se mantienen firmes diciendo que "todo fue sólo una broma". Tras la comparecencia de Jean, el abogado de los marinos acusados, Gustavo Bordes, manifestó que para él, las “inexactitudes” en la declaración de Jean dejan en claro que (a pesar del video), la “denuncia es absolutamente falsa” y por tal motivo la defensa evalúa “una denuncia penal por calumnias y simulación del delito”.
En Uruguay, los pichones del Cóndor están a buen cuidado.
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