“pero este puerto amarra como el hambre no se puede vivir sin conocerlo no se puede dejar sin que nos falten la brea, el viento sur, los volantines y el pescador de jaibas que entristece nuestro paisaje de la costanera” ( Osvaldo Rodríguez)
El Borde costero de Valparaíso, entre Plaza Sotomayor y Barón, hace ya muchos años que no pertenece a los porteños y porteñas, ya que no es posible acceder a él como se hacía en tiempos pasados. Pero una cosa es no poder acceder y otra ni siquiera tener la posibilidad de mirar el mar al caminar por las vecindades.
Precisamente eso que lo que está sucediendo en estos momentos, ya que un muro de contenedores instalados entre las estaciones Bellavista y Puerto impide una visión limpia hacia el mar. Esta contaminación visual constituye un verdadero atentado en contra de los y las habitantes de Valparaíso y también de los numerosos turistas que visitan esta ciudad.
Los containers apilados son apenas un botón de muestra de lo que significa el Proyecto denominado TCVAL, Terminal de los Cerros de Valparaíso o Terminal 2, que llevará adelante la Empresa TCVAL S.A., de la Constructora Española OHL (Obrascón Huarte Laín S.A) que consiste en una mega ampliación portuaria destinada a recibir los enormes buques de carga Post Panamax, dentro del esquema global de la economía de consumo, en donde el medio ambiente y las personas son totalmente ignorados por los grandes inversionistas nacionales y transnacionales, preocupados sólo del mercado y el lucro desmedido.
El argumento que siempre se expresa para justificar estas aberraciones urbanas es el del “desarrollo y la modernidad”, en donde la calidad de vida es un parámetro desechable, un “efecto colateral” que debe ser pagado en aras de un manoseado “progreso”.
En un tríptico elaborado por la propia Empresa TCVAL se explica en forma clara en qué consiste este proyecto:
“(…) TCVAL forma parte del desarrollo estratégico del borde costero, cuyo diseño fue establecido por la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV). En abril de 2013 nuestra propuesta fue considerada la mejor oferta, adjudicándose la licitación pública internacional formulada por EPV. De esta forma, obtuvimos la concesión para la construcción, mantención y operación del Terminal 2 del Puerto por 30 años, proceso que nos significará invertir como empresa, cerca de 500 millones de dólares.
El desarrollo de este proyecto potenciará las actuales condiciones operativas del puerto, incrementando la capacidad de transferencia de carga, al construir dos nuevos sitios de atraque y aumentar las áreas de respaldo del actual Terminal 2. La extensión y profundidad del nuevo frente de atraque del terminal permitirá la operación de buques portacontenedores de quinta generación Super Post Panamx, los cuales debido a su gran tamaño hoy no tienen acceso al Puerto de Valparaíso…”
Por lo tanto si este pequeño grupo de contenedores que hoy nos impiden mirar el mar y en concreto representa tan sólo un botón de muestra, podemos imaginarnos que sucederá cuando se concrete este mega proyecto, en donde la cantidad de contenedores y grúas gigantes constituirán un verdadero muro de los lamentos si las porteñas y porteños , junto a los más diversos colectivos y organizaciones, no somos capaces de articular un gran movimiento de protesta que impida la materialización de este proyecto, el cual avanza silenciosamente por los favorables caminos legislativos y con el respaldo de las autoridades .