VAMOS POR ROTO CAMINO: Animación colectiva en resistencia al extractivismo

Ya es bien conocido que, desde la revuelta popular levantada en octubre de 2019, entre los muros de las grandes alamedas comenzaron a surgir, silenciosamente, expresiones artísticas y nuevos escritos llenos de reflexiones, al calor del estallido. Para entonces, surge un pequeño taller de animación en el - entonces sin terminar - edificio del Centro de Creación Cinematográfica (CCC), dirigido por el profesor y cineasta Niles Atallah, que reunió a una serie de estudiantes de cine con el fin de intervenir y generar nuevas imágenes sobre la protesta desde la técnica de la rotoscopia, como una nueva arista de protesta artística, y cuyos resultados serían publicados en las redes sociales del colectivo OjoChile. La Güiña Uno de los valores que más se destaca sobre esta técnica, es el tránsito de una forma colaborativa de creación, donde uno ofrece un servicio (quien colabora) y otros conforman la creación, a una creación colectiva, donde todos tienen una fuerte agencia creativa que se entrelaza en conjunto, de manera horizontal y socialmente enriquecedora. Espacios de trabajo colectivos que hacen sentido desde una revuelta sin líderes, más que la voluntad enardecida de un pueblo despierto. Lo único lógico era entonces abrir espacios de creación con el mismo espíritu vinculante. A partir de las técnicas aprendidas en dicho taller, nace el primer gran proyecto audiovisual en nuestra organización, la ONG La Güiña. Esta organización lleva 3 años de trabajo en educación socioambiental y apoyo técnico a comunidades en resistencia al extractivismo. Bajo esa línea, tomamos la técnica de la rotoscopia y comenzamos el proyecto de animación enfocado en presentar resúmenes críticos sobre temáticas constitucionales y socioambientales, mediante una breve mirada a los diversos conflictos socioambientales a lo largo del país. https://youtu.be/ANsqrnUALFc La voz de las comunidades en resistencia La Güiña es una organización pequeña, pero ha logrado trabajar de manera coherente con los valores de la empatía, el cuidado de la tierra y el empoderamiento de los territorios y sus comunidades, los cuales se hicieron parte en este proyecto, puesto que requería de voces de actores sociales para la construcción de un relato que diera sentido al trabajo artístico de por medio. Es por esto que, la participación de quienes se vincularon al proyecto desde diversas localidades fue crucial para tener una mirada global y pertinente de la actualidad socioambiental del país. Dichos relatos nacieron de las voces de múltiples actores sociales y habitantes de las zonas en conflicto, ya fueran voceros y voceras de organizaciones en resistencia contra la megaindustria, o personas conocedoras de las consecuencias sociales y ambientales de las industrias extractivistas en los territorios en cuestión. Esto fue posible gracias al apoyo y trabajo de Alejandra Donoso de la Defensoría Ambiental y Camila Zárate, vocera del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT), quienes abordaron temáticas constitucionales en relación al medioambiente; desde la cordillera de Nahuelbuta, Viviana Mora, socióloga y pobladora de Antihuala y Sebastián Paredes historiador local de Curanilahue (además miembro de la Güiña) hablaron sobre el extractivismo forestal; Eduardo Gudynas del Centro Latinoamericano de Ecología Social nos aportó desde sus conocimientos generales sobre los extractivismos; Constanza San Juan, vocera de la Asamblea por el agua del Guasco Alto y Patricia Fuentes de Putaendo resiste, expusieron sobre megaminería; y Carolina Orellana de la Mesa social de Quintero y Puchuncaví, habló sobre vivir en una Zona de Sacrificio. El proyecto y sus resultados abarcan una pequeña parte de los conflictos socioambientales existentes en Chile y el Wallmapu, y esta decisión nace con el fin de llegar a más personas de la forma más elocuente y simple posible. Sin embargo, el proyecto no surge sólo como denuncia, sino también como uno más de los tantos espacios de reflexión y comunicación, que desde la organización popular se levantan frente a un proceso constituyente en marcha. Poner estos temas sobre la palestra se hace necesario, e incluso, urgente. Vamos por ROTO camino Esta primera experiencia audiovisual en La Güiña se inspira, curiosamente, de una canción que fue el primer videoclip musical en Chile. Vamos por Roto Camino, el título final del proyecto, es una referencia a la canción de Victor Jara, Vamos por ancho camino. Una canción de esperanza nacida en el seno del proyecto socialista popular chileno, hoy vuelve a ser inspiración al unir voces de resistencia que explican y denuncian las heridas que el extractivismo ha dejado en nuestros territorios. https://youtu.be/vHiBh2alxlg El trabajo de intervenir las imágenes tomó meses de organización, búsqueda de material y, por supuesto, el trabajo plástico de pintar, dibujar, manchar, etc. Culminando con la edición audiovisual en la que confluyó la música original del compositor Cristóbal Galle, las voces de los actores sociales y las imágenes intervenidas. El trabajo plástico enriqueció los espacios de la organización, abriendo instancias creativas colectivas, donde cada integrante puso de sí para lograr un resultado unificado y propio de la organización. Comenzando en febrero, la pandemia hizo del proyecto un desafío pues cada quien tuvo que trabajar en su casa, y a pesar de ello se logró llevar a cabo. [caption id="attachment_88978" align="aligncenter" width="1280"] La Güiña Imágenes intervenidas para la rotoscopía / Creditos:La Güiña[/caption] Puedes ver la totalidad de las cápsulas de “Vamos por ROTO camino” en el instagram de La Güiña. Los relatos y experiencias sobre la violencia institucional y socioambiental claramente abren vetas dolorosas en las comunidades. Sin querer caer en el morbo, optamos por un formato en base a material de archivo, tanto encontrado en la red como propio, el cual fue intervenido con consignas, imágenes y representaciones pictóricas, que buscan generar sensaciones similares a los muros de las calles intervenidos con grafitti y gráficas durante la revuelta. Al mismo tiempo, pretendimos transformar las imágenes puras, para invitar a quienes observan el ejercicio de reflexión frente al relato, y que este no fuese algo trivial y despersonalizado. Intentamos dar paso a imágenes que se desmarquen de la frialdad con que se suele observar - desde fuera - las situaciones de brutalidad institucional. Primeramente, por el dolor que llevan consigo, y segundo para abrir una nueva veta gráfica-narrativa junto al relato oral. En la producción de estas imágenes, cada quién las intervenía según las ideas y emociones que les provocaba en el momento, y según las experiencias de cada persona en relación a esta violencia. Esto lo convierte en un ejercicio ciertamente más abstracto, pero también más humano y empático para quienes han tenido que sufrir y resistir estas situaciones. El proyecto, luego del plebiscito de octubre de este año, quedó en pausa, y actualmente estamos buscando financiar una segunda serie de Vamos por ROTO camino, ahora entrando de lleno en el proceso de la creación de una nueva constitución, y ampliando también la longitud y producción del contenido.
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