[resumen.cl] Este viernes, personas de diversas edades acudieron al Cecof [Centro Comunitario de Salud Familiar] de Copiulemu aquejados de nauseas, dolor de estómago, dificultades respiratorias, irritación en los ojos y vómitos. La mayoría de éstas vive en el sector Santa Adriana de la localidad perteneciente a la comuna de Florida, el cual se encuentra adyacente al vertedero de desechos domésticos e industriales Hidronor.
Este vertedero ha recibido recientemente la carga pútrida proveniente del “Seikongen” un barco contenedor utilizado para transportar salmones vivos que se hundió en la bahía de Pilpilehue, comuna de Chonchi en la isla Grande de Chiloé. Al momento de su hundimiento, en octubre de 2017, la embarcación tenía 60.000 litros de petróleo y unas 100 toneladas de salmones y es esta última carga la que se ha depositado en Hidronor.
Si bien se había presentado un recurso de protección para evitar el arribo de esta embarcación y su carga tóxica a la provincia de Concepción, éste fue desestimado por la Corte de Apelaciones.
La toxicidad de la materia orgánica en descomposición puede tener consecuencias fatales para seres humanos, pues en estos procesos se emanan gases tóxicos como ácido sulfhídrico, el cual con solo 2 partes por millón (ppm) en el aire, puede ser percibido como un olor similar al de huevos podridos y con 25 ppm se considera letal. No obstante, con más de 5 ppm las células receptoras del olfato pierden sensibilidad y las personas que están siendo expuestas a éste ya no perciben el olor, extremándose su peligrosidad.
Los riesgos y perjuicios a los cuales está siendo expuesta la población de Copiulemu corroboran los argumentos que sustentaban su oposición a que esta planta receptora de desechos tóxicos operara en la localidad.
En la foto, vecinos de Copiulemu protestando contra el inicio de operaciones de Hidronor, diciembre de 2015.