Finalmente no se firmó este viernes el acuerdo entre los vecinos de Villa y Nueva el Triángulo de Hualpén y la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) de la relocalización de las 290 familias que hace décadas se ven afectados por los “episodios de malos olores” y sus derivadas intoxicaciones por elementos tóxicos provenientes de la refinería.
La mesa de negociaciones se quebró pues los vecinos exigen indeminizaciones a la Estatal por los años que han debido soportar la contaminación de la planta refinadora, postura a la que ENAP y el gobierno no estuvieron dispuestos a ceder. La empresa adujo que a pesar de ello los vecinos podían seguir una vía judicial para conseguir indemnizaciones, no obstante lo exigido no se incluiría en el acuerdo.
No es menor la razón que establece la empresa para no asumir por completo la responsabilidad de los problemas causados a los vecinos “una aspiración legítima que nuestra empresa comprende, pese a no ser la responsable del crecimiento residencial en torno a sus instalaciones”. Esta razón no debe ser entendida como una excusa para contaminar de tal forma el medioambiente por parte de la estatal, pero contiene algo de razón cuando se constata que en la zona que habitan las familias que buscan ser relocalizadas, existen otros proyectos inmobiliarios más frente a la refinería, pues la zona sigue siendo utilizada como residencial pese a los peligros de estas emanaciones tóxicas.
Es decir, mientras algunos vecinos buscan la relocalización, están por ejemplo, los departamentos y casas de El Solar de Hualpén, entregados hace un par de años también frente a ENAP.
El conflicto sigue abierto entre la Estatal y los vecinos que hace años se movilizan por ser relocalizados.