Al año 2012 las compañías Movistar, Entel PCS y Claro juntas sumaban 22 millones de usuarios. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en diciembre de 2010, había 20.574.000 aparatos celulares en circulación, un 21% por encima del año anterior. Este crecimiento exponencial de las compañías y su oferta de equipos, hace necesaria la preocupación sobre los peligros asociados a la exposición de radiaciones electromagnéticas.
La arremetida y los cómplices
Entre los días 12 y 15 marzo, los vecinos del sector Baquedano, Agüita de la perdiz y Barrio Universitario, fueron alertados de la instalación de torres para telefonía e Internet en sus comunidades. Inmediatamente, los vecinos se reunieron para evaluar las acciones a seguir, encontrándose con que la ley 20.599 que regula la instalación de antenas emisoras y transmisoras de servicios de telecomunicaciones no permite oposición, solo contempla medidas de mitigación y compensación para la población afectada. En su texto señala que es posible “formular por escrito, a través de la Dirección de Obras al Concejo Municipal, previo informe de la junta de vecinos respectiva, sus observaciones al proyecto de instalación de la torre, dentro de lo cual podrán optar a exigir una obra de compensación o una torre armonizada con el entorno urbano y la arquitectura del lugar…”
En Agüita de la perdiz y Barrio Universitario, el proyecto es de American Tower, una multinacional operadora de antenas para telecomunicación que en Chile trabaja habitualmente para VTR. Los vecinos, luego de analizar la ley vigente junto a los abogados que los asesoran, determinaron el camino de la movilización. Hasta ahora con cacerolazos y marchas, los pobladores afirman que no permitirán la construcción de 2 torres destinadas a antenas para telefonía celular y han expresado en el facebook NO ANTENA, que intalar una antena con forma de palmera es un insulto a la identidad de la Población donde no existen estas especies de forma natural y “…donde no se penetró con modelos de casas Serviu sin identidad, sino que es el ejemplo del empuje y autoconstrucción que por décadas fueron configurando una identidad y un orgullo de ser una Población digna y autogestionada.”
Paralelamente, la compañía de telecomunicaciones Entel pretende instalar en la calle Baquedano #122, una torre de 18 metros. Pese a que el sector Baquedano se caracteriza por alojar a personas de avanzada edad y que además la torre de Entel sería apostada a un poco más de 70 metros del hospital clínico del sur y de una de las 3 escuelas del sector. A esto se suma que en el cerro La pólvora, a escasas 5 cuadras de Baquedano #122 existen 9 antenas, 6 de las cuales son de telefonía celular. Pese a lo anterior la normativa parece no favorecernos, concluyó la asamblea de la junta de vecinos n° 27 de Baquedano.
Este tipo de proyectos no precisa la presentación de estudios de impacto ambiental, ni estudios de suelo. La empresa requiere el visto bueno de la Dirección aeronáutica de Chile por la altura de la construcción, contar con el terreno, presentar un plano del sector y comprobar con un documento de Correos de Chile que se han enviado cartas notificando a los vecinos independientemente si la carta ha llegado o no a destino.
La normativa es la Ley 20.599, que determina que las torres destinadas a este tipo de antenas sobre los 12 metros, como es el caso de agüita de la Perdiz y Baquedano, deben contar con permiso de la Dirección de obras municipales (DOM) para su instalación. No obstante, el permiso solo puede ser negado por la DOM cuando en un radio de 4 veces la altura de la torre existan jardines infantiles, escuelas, hogar de ancianos, centros de salud o torres de alta tensión, con un mínimo de 50 mts. Del mismo modo la DOM puede negar el permiso de instalación a una torre cuando ésta sea proyectada en una zona saturada, es decir, en sectores donde existan 2 o más torres sobre los 12 metros de altura en 100 mts. a la redonda, como una manera de evitar que la densidad de potencia de transmisiones exceda los límites que la Subsecretaría de Telecomunicaciones fija. De acuerdo al director de la DOM, Juan Andreoli, la normativa vigente los ata de manos.
Ahora bien, de acuerdo a la misma ley, aprobada el año 2012, la municipalidad debe contar con un ordenamiento que disponga los lugares preferentes para la instalación de estas torres, cosa que aun no se ha realizado en la comuna de Concepción. De lo anterior se desprende la responsabilidad que las autoridades locales tienen en este conflicto que actualmente enfrenta a las empresas de telefonía celular y las comunidades en los sectores Agüita de la Perdiz, Barrio Universitario, Baquedano, Las Princesas y en la comuna de Talcahuano, a la Villa Las Salinas.
Los daños no invisibles
Las bases para telefonía celular o antenas son fuentes de radiación electromagnéticas, diversos estudios nacionales e internacionales advierten que las ondas electromagnéticas que emanan estas antenas dañan severamente la salud, a diferencia de otro tipo de contaminación, la radiación electromagnética es invisible, no tiene olor, color o sabor, por lo tanto no la percibimos, pero eso no quiere decir que nuestro organismo no se vea afectado por ella. El ingeniero Español Carlos Requejo, afirma que la exposición continua a radiación electromagnética de celulares o antenas repetidoras provocaría daños en la membrana celular, efectos sobre el sistema inmunológico y alteración del ADN. Similares conclusiones se extraen del informe de la Sociedad Internacional de Bioelectromagnetismo (2007) que devela además que la exposición a campos electromagnéticos aumenta las probabilidades de sufrir la enfermedad de Alzheimer, afecta la actividad eléctrica del cerebro siendo más vulnerables las personas con epilepsia, y además pueden causar reacciones inflamatorias y alérgicas.
Para todo lo anterior los grupos más vulnerables son los niños, los adultos de tercera edad, los enfermos y las embarazadas. La magnitud de energía en nuestro organismo crece año tras año, de esta forma los niños que usan teléfono celular o se ven expuestos a esta energía desde los 10 años cuando tengan 50 años habrán recibido una radiación acumulada, quizás equivalente a la energía necesaria para levantar 72 toneladas a 3,67 mts. de altura.
Andrei Tchernitchin de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile afirma que pese a que en el caso de las antenas “los efectos crónicos o diferidos sólo podrán ser detectados por estudios epidemiológicos en el largo plazo” se puede sostener que hay más de 50% de probabilidades de existencia de relación causa-efecto entre la radiación electromagnética y enfermedades como: Leucemia en niños, Cáncer cerebral en adultos y Aborto espontáneo. Agrega que el cáncer por exposición a radiaciones electromagnéticas se desarrolla después de un período de latencia que puede durar muchos años y que en el caso de los teléfonos celulares y de las centrales de retransmisión, la información hasta ahora es insuficiente por el poco tiempo en uso.
Existen científicos que niegan las evidencias, generándose una controversia, que hasta ahora solo beneficia a las multinacionales de la comunicación. El principio precautorio que la Organización mundial de la Salud dicta frente a la incertidumbre científica que recomienda la prevención y la necesaria responsabilización de quienes ejerzan algún daño, no obstante nada de ello parece importar a las autoridades de nuestro país. El español Requejo afirma que la contaminación electromagnética es un problema social y “un genocidio” perpetrado por las multinacionales y avalado por las autoridades: "En ausencia de normativas, las compañías aprovechan el vacío legal. Las antenas repetidoras de la red móvil proliferan”.
En este contexto la organización y movilización parece ser el único camino para ejercer soberanía, así lo han entendido los vecinos del gran Concepción que ya han convocado una marcha para el viernes 4 de Abril y proyectan una organización que se encargue erradicar definitivamente las antenas de nuestras poblaciones.
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