Es costumbre antigua publicar los libros por entregas, en periódicos. Desde Balzac a Mariátegui se ha seguido esa rutina. Ahora, por invitación de mis amigos de Resumen, me sumo a la lista. Este es el 7° de 12 artículos sobre Violeta Parra que espero se pueda convertir luego en libro para celebrar el centenario de nuestra autora.
Por Daniel Mathews / resumen.cl
Hasta ahora hemos visto a Violeta Parra como poeta, tanto en su creación propia como en la recopilación de textos populares. Algo hay que decir de sus otros quehaceres, que no fueron pocos. El más conocido es el de arpillera, el menos conocido el de autora de piezas de ballet. Comencemos por este porque nos pertenece a los penquistas (en mi caso penquista adoptado por la UdeC). Es en nuestra Universidad donde se estrena “El Gavilán” que es una pieza de ballet chileno.
Ojo que no digo una pieza chilena de ballet que no es lo mismo. Una pieza chilena de ballet es una copia de lo que se hace en Europa, en este caso es una estructura dancística basada, como es de esperar en Violeta Parra, en el baile popular. Pero, además, teniendo como personajes no muñequitas de filigrana como en el ballet europeo sino dos animales de campo. Y tampoco se trata de un hermoso caballo. Una rechoncha gallina y un feroz gavilán hacen el dúo. Los personajes secundarios son patos, pavos, gallinetas. Podríamos decir que es un ballet de corral.
El tema de fondo es el amor. Ya hemos visto que un tema constante en Violeta Parra. Pero esta vez el amor que destruye. No el amor como una relación entre iguales, sino una de dominación. El gavilán representa el hombre, que es el personaje masculino y principal del ballet. La gallina representa a la mujer que es el personaje sufrido, el que resiste todas las consecuencias de este gavilán con garras y con malos sentimientos. Es el patriarcado se diría ahora. Pero Violeta Parra entendía que el patriarcado en realidad es una de las expresiones del capitalismo. En la entrevista que le hacen en la Universidad de Concepción dice: “sería el poder, como dijiste tú y el capitalismo, el poderoso”.
Este ballet tiene tres partes. En la primera la mujer se enamora del gavilán creyendo que era una flor que ella veía en un jardín. El gavilán, gracias al juego entre manos, cuerpo y ropa parece un clavel en un jardín de espinas y logra engañar a la mujer- gallina. Ve este clavel y se enamora de él, y atraviesa los espinales y sufre las consecuencias de estas espinas.
En la segunda parte, aparece un tercer personaje, que es una gallina vieja, y que la reconviene a la gallina joven diciéndole “ese no es un clavel, ni es un buen gavilán, sino que es el mal y ten cuidado con él”. Pero la gallina, como toda mujer enamorada, no hace caso, típico de persona enamorada.
Entonces, después ella llora su pena y su porfía dentro de un gallinero y aparecen los otros personajes que son patos, pavos, gallinetas y todos estos personajes se interesan por la pena de la gallina. Y en la tercera parte, tenemos una montaña, y aquí intervienen los elementos junto con los personajes principales que son el gavilán y la gallina. Los elementos serían la lluvia, el viento, el trueno y la centella, el relámpago. Entonces la gallina, cuesta arriba, a la siga de la conquista del gavilán que está en lo alto de la montaña y los elementos que obstaculizan la subida de esta gallina y que la hacen sufrir, la lluvia la moja, el viento que la dispara y el gavilán espera arriba, malévolo.
Ella consigue subir y el gavilán como que la va a amar, pero la destroza totalmente. Y los elementos se encargan de darle punto final a este ballet y envuelven y enrollan al gavilán que queda vivo. Es un final triste, Violeta Parra (no se ni me interesa si es por su experiencia personal) tiene una visión pesimista “porque la maldad siempre perdura” dice en la referida entrevista en la radio de la UdeC.
El ballet se estrenó en la Universidad de Concepción con guitarras, arpas, tambores y trutrucas con acompañamiento sinfónico. Lo dirigió la propia Violeta Parra que también cantó. Se opuso terminantemente a que sea cantado por una voz académica, que no pudiera expresar el dolor como se debe: “Tiene que ser una voz sufrida como lo es la mía, que lleva cuarenta años sufriendo. Entonces, hay que hacerlo lo más real posible”.
En cuanto a los actores buscaba que sean jóvenes que no se hayan comprometido con lo comercial. Menciona a Jaime Yori, que el 2009 recibió el Premio Nacional de Danza y del vestuario se encargó Adela Gallo, curiosas coincidencias.
El ballet de “El Gavilan” se estrenó para la Escuela de Verano de la Universidad de Concepción en 1960. Otra más que nuestra ciudad le debe a Violeta Parra.