El proyecto de ley fue aprobado en general por la Sala del Senado el 24 de septiembre pasado y debe ser visto nuevamente por las comisiones de Mujer y Constitución, para su posterior discusión en la Sala y su tercer trámite legislativo en la Cámara Baja, antes de convertirse en ley.
María Elena Santibáñez, académica de Derecho Penal de la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, frente a esto señala que: “Hoy es insostenible decir que el femicidio no debería visibilizarse, o que es lo mismo que un homicidio. Debe ser visibilizado y hacer notar que representa muertes de mujeres por su condición de tal”. Las cifras oficiales del Ministerio, como señalé anteriormente, contemplan 36 femicidios a la fecha. Por el contrario, la Red Chile Contra la Violencia hacia las mujeres declara 49 femicidios contabilizando dentro de este recuento aquellos ejecutados en contexto de pololos o ex parejas. Representación de las mujeres: los estereotipos, los medios y la cosificación Las mujeres mueren por el hecho de ser mujeres; de encontrarse en contextos donde la violencia de género alcanza desde su niñez hasta su vida adulta situaciones que las van desligando a ser “ciudadanas de segunda clase”. Esto bien lo afirma Tatiana Hernández, socióloga e investigadora del Observatorio de Género y Equidad: “Se olvida que estamos hablando de una historia de sometimiento continuo en la que alguien busca asesinar una mujer no lo logra. Entonces no hacer justicia con respecto a eso, es no hacer que el sistema de protección opere, es no entender el riesgo que tienen las mujeres por el hecho se ser mujeres”. Esta situación parece tener razón en diferentes esferas. Es en gran parte gracias a los estereotipos que instaura la sociedad desde los primeros años de vida, como así también la cosificación de nosotras tanto en los planos públicos como privados. Relegadas a ser ciudadanas de segunda categoría, hasta finalmente ser representadas en los medios – incluso en noticias de femicidio- como aquellas que desaparecen por sí solas y no que son otros, las que las hacen desaparecer. Tal es el caso de Fernanda Maciel, que tras su desaparición y búsqueda fue encontrada muerta en un confuso proceso judicial. Tras esto, los medios difundieron su informe psicológico incentivando el morbo y la exposición de la víctima, abordando mediáticamente de una manera misógina todo el proceso investigativo. Este hecho fue denunciado por el Consejo Nacional de Televisión gracias a que agrupaciones develaron este hecho como un brazo más de la representación de la violencia hacia las mujeres en un tratamiento informativo irresponsable. Gracias a estos ejemplos Observatorio de la Violencia hacia la mujer ha planteado en un reportaje la comunicación no-sexista como una estrategia a largo y mediano plazo que genere en la sociedad mayor consciencia y sensibilización en una materia en donde el Estado debería también ser un regulador y fiscalizador de su ejecución.Educación no sexista de manera trasversal: una respuesta clave
Es así, como tanto el Estado como las instituciones encargadas de generar imaginarios en el colectivo, poseen hoy una labor trascendental en la paulatina erradicación de la violencia patriarcal. Un desafío que significa en el día de hoy una deuda pendiente para todas aquellas que han muerto en el silencio de la impunidad sin justicia, ni simbólica, ni judicial. Para avanzar en la erradicación de violencia contra las mujeres es necesario ir a su base, dice Camila Maturana Kesteen, abogada de Corporación Humanas: "Lo que los estados deben hacer es implementar políticas integrales, que consideren marcos legales que reconozcan el ejercicio pleno de mujeres y niñas, además de campañas permanentes sobre los derechos humanos de mujeres y niñas, capacitaciones a todos los funcionarios públicos sobre temas de género y abordar con seriedad la educación no sexista". Una visión en la que coincide la socióloga Tatiana Hernández. “El tema de la violencia de género no se va acabar sin educación no sexista, si niños y niñas no son educados sin estereotipos, si no se educan a los funcionarios públicos que siguen pensando que es un tema de hombres enfermos y celópatas, cuando es un tema cultural que indica que los hombres tienen que dominar a las mujeres”. Se trata de dejar de hablar de mujeres que han muerto en manos de un enfermo o por celos o por amor; sino que fueron asesinadas por el hecho ser mujeres en un país que no ha sabido responder ni evitar sus muertes y que posee aún muchas deudas en temáticas de género.