Es costumbre antigua publicar los libros por entregas, en periódicos. Desde Balzac a Mariátegui se ha seguido esa rutina. Ahora, por invitación de mis amigos de Resumen, me sumo a la lista. Este es el 10° de 12 artículos sobre Violeta Parra que espero se pueda convertir luego en libro para celebrar el centenario de nuestra autora.
Daniel Mathews / Resumen.clSé que este año ha sido una gran fiesta en Chile. Se ha homenajeado muy bien a Violeta Parra. Pero no voy a hablar de lo que está ocurriendo este año por dos motivos. El primero es obvio: ustedes lo conocen más que yo. El segundo es triste: tres peruanos presentamos un proyecto de ponencia al Coloquio Internacional que se realizará el 30-31 de agosto y ninguno fue aceptado. Todo el cariño que hay entre nuestros pueblos, que tuvo su mayor expresión en Santa María de Iquique, muy cerca aún de la guerra, pretende ser destruido por nuestros gobiernos. No lo van a lograr.
Hablaré entonces de 1968, el año de la muerte de Violeta Parra. El año del primer homenaje. Y lo hizo la Universidad Católica. Quizá otras universidades hubieran tenido más obligación. Pero fue la Católica la que lo hizo. Su rector era Fernando Castillo Velasco. A quien ha seguido mis artículos sobre Violeta Parra le será conocido el nombre. Es el alcalde de La Reina que cedió un terreno para la carpa. Como parte de ese homenaje hubo una exposición de arpilleras montado por Sonia Fuchs.
Durante el gobierno de la Unidad Popular, Tencha Bussi, desde la Secretaría de Cultura de La Moneda, organizó varias exposiciones, entre ellas una de artesanos y orfebres urbanos y otra de las arpilleras de Violeta en una sala de la Avenida Providencia. Estos tapices no fueron valorados por los críticos de arte, pero sí lo fueron por las mujeres que se inspiraron a partir de ellos para bordar las arpilleras destinadas a recorrer el mundo denunciando los crímenes de la dictadura.
Efectivamente la dictadura fue un momento difícil para la memoria. El mal gobierno (para emplear la frase zapatista) estaba interesado en desaparecer toda cultura crítica. Y los militantes que no se exiliaron más preocupados en salvar sus propias vidas que las arpilleras de Violeta Parra. Felizmente fueron compradas por buenos amigos como Carlos Larraín. Miria Contreras, “La Payita”, cuando vivió en París el exilio se encargó de reunir las dispersas arpilleras, cuadros y demás trabajos artísticos de Violeta para enviarlos a La Habana.
Poco antes del golpe, todavía en 1972 Haydee Santamaria, directora de la Casa de las Américas, organiza un nuevo homenaje. Una serie de actividades musicales y la exposición de las arpilleras. Con ese conocimiento previo, los Parra, en una gira a Cuba, firmaron un convenio de protección de esas obras hasta que llegara el momento de devolverlas a Chile.
Las canciones eran más fáciles de guardar, basta una guitarra en la casa clandestina. Quiero que me permitan considerar un homenaje a nuestra cantautora la resistencia de todo un pueblo contra la dictadura que no sólo quería eliminar personas sino también cultura.
Una vez vuelta la democracia formal (la real está por venir) Violeta Parra es un referente tanto en Chile como en el extranjero. Exposiciones, jornadas artísticas, conciertos, presentaciones, libros, discos, cancioneros, catálogos. Si uno entra al archivo de la Universidad de Chile a buscar las tesis sobre Violeta Parra se encontrara con 53 entradas.
Pero, como ya dije, en el extranjero la cosa no es menor. En la década del 80 Tita Parra, la nieta de Violeta e hija de Isabel, viaja por Centroamérica y México en un proyecto con el Municipio de Santiago. En 1996 Isabel Parra organiza con el embajador de Chile en ese país, José Manuel Morales, una nueva exposición en el Museo del Louvre.
En el mes de abril de 1997, el Presidente de Chile Eduardo Frei inaugura la exposición en el Museo de Artes Decorativas. Según Isabel Parra “En este gran acontecimiento artístico, fue decisivo el apoyo de la Primera Dama Marta Larraechea, de José Miguel Insulza, de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería chilena y la gestión de Emilio Lamarca”. La misma muestra hace un recorrido internacional. Madrid, en el Parque del Retiro; Nápoles, en el Instituto Suor Orsola Benincasa; Estocolmo, en Folkets Hust; en La Haya, en la Galería Pulchri. Todas estas exposiciones fueron inauguradas con conciertos de Isabel Parra.
Reconstruida la casa de Carmen 340 –antigua Peña de los Parra– y creada la fundación, la obra pictórica de Violeta se exhibe de manera artesanal sin los resguardos ni la infraestructura que necesitan las obras de arte, como una forma de darlas a conocer y hacer un llamado de atención a quienes tienen en sus manos la responsabilidad de la conservación del patrimonio de Chile. Esto se logra recién en el 2015. El Museo Violeta Parra fue inaugurado el 4 de octubre de 2015 –a 98 años del nacimiento de la artista- en una ceremonia encabezada por la Presidenta Michelle Bachelet. Es un espacio, diseñado por el arquitecto Cristián Undurraga, que permite tomar contacto con el enorme legado artístico, social y cultural que dejó Violeta Parra a Chile y el mundo.