Editorial
En marzo el parlamento acaba de aprobar una nueva Ley General de Educación (LGE), en contra de la opinión de todos los actores sociales involucrados: estudiantes secundarios y universitarios, profesores, trabajadores de la educación, trabajadores del ministerio de educación, padres y apoderados. Además, muchos de los que ingenuamente participaron de la comisión de educación, que el gobierno constituyó para reformar la LOCE, hoy también rechazan el nuevo marco institucional, como lo han declarado públicamente decanos de facultades de educación y académicos de renombre.
El cambio de la LOCE por la LGE, son transformaciones cosméticas que vienen a garantizar y reafirmar, el lucro y la privatización de la educación. Demostrando que el gobierno sigue atado a una doctrina económica basada en una ideología que hoy se bate en retirada en todo el mundo: El Neoliberalismo.
Lo sucedido en educación, el gobierno de Michelle Bachelet lo ha repetido en otros temas sociales. Ejemplo de ello es la escandalosa y publicitada “Reforma Previsional”, que ratifica el injusto y saqueador sistema de capitalización individual obligatorio, y que asimismo permite a las AFP seguir rentando a costa de las pérdidas de los ahorros previsionales de todos los trabajadores de Chile, aumentando el margen de capitales que éstas podían invertir en el exterior, aún cuando ya la crisis financiera internacional estaba desatada.
Quienes dirigen este país, parecen no entender lo que hoy sucede en el mundo, si los propios norteamericanos y europeos, hoy estatizan los bancos y se plantean una creciente y mayor intervención del Estado en la economía, acá se permite que continúen cerrando industrias y la solución son sólo políticas paliativas: trabajos de emergencia improductivos, bonos para los sectores más pobres; pensiones que sólo sirven para mantenerse a flote mientras los dineros ahorrados por las ganancias del cobre no se acaben.
El problema radica en que todas las cifras de crecimiento económico, han sido corregidas reiteradamente a la baja en los últimos meses y los plazos de extensión de la crisis cada vez se amplían más, todos coinciden que aún no se ha tocado fondo y que no existen certezas con respecto a la magnitud de la crisis, sin embargo el gobierno se empeña en mantener a nuestro país en la vía que conduce al precipicio, cuando la inmensa mayoría de los países, incluidos los que nos vendieron la receta neoliberal se están cambiando de vías.