RESUMIENDO
La violencia del poder
La actitud del gobierno ante los conflictos sociales ha quedado de manifiesto, una vez más, en el conflicto ocurrido en Aysén. La principal intención de los gobernantes ha sido derrotar, someter, a los pueblos movilizados. Montajes comunicacionales y publicitarios, represión desenfrenada y querellas por Ley de Seguridad del Estado, son algunos de los sucios recursos empleados por un gobierno despótico y enceguecido por la obsesión del poder absoluto. Todo aquello que cuestione su magnificencia tiene que ser aplastado, parece ser la actitud con que se rigen los destinos del país.
El gobierno está empeñado en derrotar todo intento de movilización social que pretenda levantar reclamos por mejores condiciones de vida, de trabajo, de salud, de educación, de salarios, de jubilación, de previsión, de costo de la vida, de medio ambiente, de cultura y recreación, de lo que sea que surjan voces y grupos exigiendo el término de los abusos, de las colusiones, de los atropellos, de la explotación y de las desigualdades. La represión y la maquinación comunicacional son las herramientas preferidas de los gobernantes.
La grosera manipulación mediática que realiza el gobierno para justificar cada una de sus acciones resulta cansadora, pero la siguen y seguirán utilizando basados en la premisa del marketing y la publicidad de repetir las cosas hasta el cansancio para influir a la gente de las supuestas ventajas de lo que se pretende vender; los gerentes de La Moneda son especialistas en esta técnica de la mentira disfrazada. Del mismo modo son especialistas en la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado la que es invocada con extraordinaria facilidad por los “coroneles” y “sargentos” instalados en el gabinete ministerial; con la querella presentada en Aysén, ya es la cuarta vez que este gobierno recurre al uso de la mentada ley contra ciudadanos movilizados, lo que da una muestra más de la relación represiva opresiva que el estado establece con la población frente a los conflictos sociales.
Este abuso en la aplicación de este resquicio represivo tiene el doble propósito de, por una parte, someter a los ciudadanos movilizados, infringirles una derrota política, desmoralizarlos y desmovilizarlos para imponer la voluntad gubernamental. La voluntad gubernamental es y será siempre la voluntad que el gran empresariado imponga para resguardar sus intereses y la casta política dominante imponga para proteger sus potestades. Como ya lo hizo con el movimiento estudiantil, el gobierno no procura intentar soluciones, aunque sea en alguna medida razonable, para las demandas sociales de la población, sino que actúa con total soberbia, sordera y displicencia frente a los reclamos de los ciudadanos. Entonces no es novedad que el gobierno no haya tenido ninguna voluntad negociadora en Aysén, como tampoco ha tenido ni tendrá ninguna voluntad de solucionar las demandas que cualquier sector de la ciudadanía levante. De allí que el otro propósito de la invocación o aplicación de la Ley de Seguridad del Estado sea amedrentar, aleccionar, a cualquier otra región del país o sector ciudadano que pretenda levantarse, alzar su voz, hacer sus reclamos, plantear sus exigencias, desarrollar sus luchas. El mensaje implícito y explícito del gobierno, represión y cárcel, apunta a decirles a todos aquellos lo que les espera si pretenden algo más que resignación.
Sin embargo, los ciudadanos dan muestras de no dejarse atemorizar por las amenazas y la violencia política de los gobernantes ni de dejarse engatusar por las mentiras y campañas mediáticas. Prueba de ello es el surgimiento de nuevas movilizaciones sectoriales y regionales, esta vez en el norte del país, pero también la intensa campaña de solidaridad que surgió en apoyo a los patagones y la repulsa que ha provocado en la población el actuar de las fuerzas represivas. Este escenario seguirá replicándose en los meses venideros porque las exigencias de la población son legítimas, ya despertó y comenzó a andar, a pesar de la violencia que reciban como única respuesta a sus demandas. Este país está cambiando pero, como siempre ocurre, no por voluntad de sus gobernantes sino por el empuje de los pueblos, hartos del abuso, que deciden organizarse para decir basta.
Por una Región Productiva, Sustentable y Solidaria.
Desde nuestros barrios y pueblos, Resumen.